Embarazo y salud mental

Prepararse para la llegada de un bebé es algo muy emocionante, pero también desafiante. Por lo general, el embarazo suele ser recibido con gran alegría. Sin embargo, no todas las situaciones son iguales y por ende, no todas las mujeres lo perciben de la misma manera.

En este proceso, es normal que aparezcan una mezcla de emociones, e incluso sensaciones y sentimientos negativos. No te asustes ni te sientas mal: es algo completamente normal, sobre todo cuando se trata de tu primera experiencia, o de un embarazo no planificado. 

Son numerosas las cuestiones que pueden afectar el modo en que vas a lidiar con el embarazo. A los cambios físicos y hormonales, se le suma la incertidumbre sobre lo que va a venir, y en muchos casos, particularidades de tu situación personal.

Todas estas cuestiones hacen que en esta etapa se incrementen las posibilidades de desarrollar problemas de salud mental. Cualquier persona puede padecerlos, y no es algo por lo que deberías avergonzarte. De todos modos, es fundamental que te apoyes en los profesionales y tu entorno; con el objetivo de recuperar el bienestar emocional.

En este artículo te explicamos cuáles son problemas de salud mental que aparecen con más frecuencia durante el embarazo y después del nacimiento. También, reflexionamos sobre la importancia del acompañamiento y el cuidado de la salud mental en este proceso.  

Embarazo y problemas de salud mental

“Una de cada cinco mujeres padecen problemas mentales durante el embarazo o después del nacimiento del bebé”. El dato se desprende de una investigación publicada por el psicólogo y profesor Louise Howard en la revista científica “The Lancet” (Londres).

Para algunas personas, el embarazo puede desencadenar condiciones como:

Depresión.

La depresión es un trastorno en el estado de ánimo, caracterizado por el sentimiento de profunda tristeza. 

En el embarazo, los síntomas depresivos pueden aparecer como consecuencia de una combinación de factores:

  • Por un lado, los cambios hormonales. Éstos pueden alterar la concentración de diferentes neurotransmisores encargados de controlar, entre otras cuestiones, a las emociones.
  • Por otra parte, existen factores ambientales y contextuales que pueden afectar a la mujer. Por ejemplo, si no está contenta de estar embarazada, o está lidiando con mucho estrés en el trabajo o en el hogar.

La depresión también puede aparecer luego del parto. Además de los factores contextuales previamente mencionados, esto también tiene una explicación biológica: durante el embarazo aumentan los niveles de progesterona y estrógeno, y luego del parto, los niveles de estas hormonas descienden abruptamente. Este desequilibrio hormonal puede desencadenar síntomas depresivos.

Otro factor que explica la depresión post parto en algunas mujeres es el descenso de las hormonas de la tiroides. Se trata de sustancias químicas que ayudan a regular el modo en que el cuerpo utiliza la energía. Los bajos niveles de la tiroides pueden generar sentimientos de depresión, problemas para dormir o concentrarse, y descenso de peso.

Ansiedad.

La ansiedad es una emoción que a menudo surge cuando debemos enfrentar una situación incómoda, incontrolable o imprevisible. Cuando sobrepasa los límites y se torna irracional, pasa a considerarse un trastorno.

Si una mujer está embarazada, son numerosas las cuestiones que pueden estresarla y generar ansiedad: el miedo a no ser una buena madre, la preocupación por la falta de sustento económico, el miedo a perder la vida que “antes tenía”; son ejemplos de ello.

Otros problemas comunes.

Además de la ansiedad y la depresión, las mujeres embarazadas pueden padecer otros problemas de salud mental. Éstos son menos frecuentes, e incluyen:

¿Por qué se desarrollan estos problemas?

No hay una respuesta exacta a esta pregunta: como venimos mencionando, son muchos los factores que al interactuar entre sí pueden incidir en la desestabilización emocional. Éstos pueden ser biológicos, ambientales o personales. 

Con el objetivo de servir como orientación, enumeramos algunas de las causas:

  • Antecedentes previos personales de problemas de salud mental.
  • Antecedentes previos familiares de problemas de salud mental.
  • Falta de apoyo por parte del entorno y personas cercanas.
  • Problemas de salud mental de la pareja.
  • Antecedentes problemáticos con el embarazo.
  • Eventos estresantes recientes, como problemas en las relación, la muerte de un ser querido o problemas laborales.
  • Haber padecido abusos de cualquier tipo en el pasado o en la actualidad.
  • Problemas con las drogas, alcohol u otro tipo de sustancias.

¿Cuándo pedir ayuda?

Como todo en la vida, el embarazo tiene sus vaivenes: momentos felices y de gran emoción, y otros más difíciles de sobrellevar. El cuidado de la salud mental durante esta etapa y luego del nacimiento del bebé es fundamental. 

No siempre es necesario recurrir a un profesional, pero sí debés prestar atención a los signos y realizar una consulta en caso de que:

  • Te hayas sentido consistentemente mal (por ejemplo, triste o preocupada) por más de dos semanas consecutivas.
  •  Los pensamientos y sentimientos negativos estén empezando a afectar tu funcionamiento “normal”.
  • Observes algunos síntomas de depresión, como perder el interés por cosas que antes disfrutabas; o sentirte desesperanzada o incapaz de lidiar con el embarazo.
  • Te sientas ansiosa o preocupada la mayoría del tiempo.
  • Padezcas ataques de pánico, o empieces a desarrollar algún tipo de comportamiento compulsivo.

En la mayoría de los casos, los problemas de salud mental son transitorios. Por eso, pueden aliviarse con un correcto acompañamiento terapéutico.

Consejos para trabajar en el bienestar emocional

Existen numerosas cosas que podés hacer para controlar tu salud mental y bienestar durante el embarazo. Por eso, aquí te brindamos algunos consejos.

En primer lugar, no esperes demasiado de vos misma ni te sobre exijas: sé realista sobre lo que podés hacer, y descansá cuando lo necesites. También, intentá no hacer cambios bruscos durante el período prenatal y posnatal como mudarte o cambiar de trabajo; a menos que no lo puedas evitar.

Por otro lado, no dejes de lado la salud física: hacé ejercicio (adecuándolo a la etapa del embarazo en que te encuentres), comé regularmente y llevá una dieta saludable.

El acompañamiento del entorno también es fundamental. Pasá tiempo con las personas con las que tenés confianza y sentís que podés relajarte. También puede ser de gran ayuda ponerte en contacto con otras personas que estén pasando por la misma experiencia.

Por último, y no menos importante: aceptá que te ayuden cuando te lo ofrecen, y pedilo cuando lo necesitás.