En Cales Red de Salud Mental contamos con psicólogos especializados y capacitados en tratamientos para Trastorno por Déficit de Atención. Nuestro objetivo es potenciar el bienestar emocional y social del niño, así como ayudarlo a lidiar con este problema.
¿Qué es el TDA?
El Trastorno por Déficit de Atención (con o sin hiperactividad), es un trastorno de comportamiento que afecta normalmente a niños y adolescentes.
Los niños con TDA pueden ser hiperactivos e incapaces de controlar sus impulsos, y tener problemas para prestar atención. Estos comportamientos interfieren con la escuela y su vida cotidiana.
Los síntomas del TDA son independientes unos del otro. Es decir: no todos los niños manifiestan los mismos signos, ni con igual intensidad. Por ello, es importante que ante la presencia de algún síntoma intervenga un psicólogo. Éste será el encargado de diagnosticar (o no) el síntoma, y delinear los pasos a seguir para que el niño pueda recuperar el bienestar, y desenvolverse con comodidad en su vida cotidiana.
¿Cuáles son los síntomas del TDA?
Por lo general, los síntomas son agrupados en tres categorías:
Problemas de atención
- El niño se distrae fácilmente.
- No es capaz de seguir directivas o finalizar tareas.
- Pareciera que no está escuchando.
- No presta atención, o comete errores por descuidos.
- Se olvida de las actividades diarias.
- Tiene problemas para organizar sus tareas diarias.
- No le gusta hacer cosas que requieren que esté quieto/sentado.
- A menudo pierde cosas.
- Tiende a “soñar despierto”.
Hiperactividad
- No se puede quedar quieto cuando está sentado.
- Tiene problemas para jugar tranquilamente.
- Se mueve constantemente.
- Habla excesivamente.
Impulsividad
- Tiene problemas para esperar su turno.
- Se precipita con las respuestas.
- Interrumpe a otros.
Cuando estos síntomas se presentan frecuentemente, y por un período prolongado de tiempo; es importante que los padres busquen ayuda profesional.
¿En qué consiste una sesión de terapia infantil?
La terapia infantil que ofrecemos en Cales es vivencial y experiencial. Su fin es potenciar el bienestar emocional y social del niño.
Desde la primera sesión, creamos un ambiente ameno, divertido, donde el juego, el dibujo y los cuentos son los primeros elementos por destacar en su evaluación. A través de esta dinámica de trabajo los psicólogos infantiles, por medio de la observación y la formulación de determinadas preguntas, vamos obteniendo la información necesaria para su estudio.
En ningún caso el niño se ve expuesto a una entrevista cerrada y situaciones de ansiedad donde el psicólogo pregunta y el niño responde tras una mesa.
¿Cuál es el rol de los padres y la familia?
La familia entera cobra un rol fundamental en el tratamiento del niño. Tiene gran relevancia las entrevistas con los padres. Aconsejamos que en la primera consulta acudan solamente los papás para que puedan hablar libremente de las sintomatologías que ven en el niño. Además, podrán aportar información sobre la historia vital de su hijo.
En nuestra labor terapéutica infantil realizamos devoluciones a los padres permanentemente sobre el avance de la terapia. También les consultamos sobre cuestiones que van saliendo a luz con los avances terapéuticos. Además, existe la posibilidad de que los padres participen en algunas sesiones en conjunto con hermanos y familiares cercanos del pequeño.
¿Cómo le digo a mi hijo que va a ir al psicólogo?
Cuando los padres deciden llevar a sus hijos a un psicólogo, la comunicación y transparencia es fundamental. Las reacciones varían según la edad, y por ende, la forma de comunicarlo también debe variar:
- Niños menores a 3 años. Lo recomendable es que el adulto comunique de manera natural el lugar y la persona a la que irán a ver. No es necesaria una explicación exhaustiva, ni hacerlo con gran antelación.
- Niños de 3 a 6 años. El adulto debe brindar información concreta sobre lo que harán: irán a ver a un profesional que lo ayudará a solucionar el problema que lo está afectando. No es necesario comunicarlo con mucha antelación, pero sí es importante responder a las preguntas que tenga el niño.
- Niños de 6 a 12 años. Aquí sí, la antelación es importante, con el objetivo de que el niño tenga tiempo de procesar y hacerse una idea sobre su visita al psicólogo. La explicación debe ser más minuciosa, y enfocarse en resolver cualquier duda o temor que el niño pueda tener.
- Adolescentes. Por lo general, es la edad más difícil ya que los jóvenes han desarrollado el juicio y son capaces de tomar decisiones por sí mismos. Por eso, es importante tratar de hacerles entender que un profesional podría ayudar a resolver los problemas que atraviesa. Muchas veces es útil apoyarse en sus amistades o personas de confianza, para que ayuden en este objetivo.