¿Cómo saber si un niño ha sufrido abuso sexual?

¿Cuáles son los indicios que permiten detectar que un niño, niña o adolescente ha sufrido abuso sexual? ¿Cómo se debe proceder como adultos responsables ante casos de sospechas? ¿Qué es lo que recomiendan y lo que no, los profesionales de la salud mental?

En este artículo, despejamos estos y otros interrogantes. Brindamos herramientas frente a una problemática tan controversial y crítica, como lo es el abuso sexual infantil.

Una demanda en ascenso

La licenciada en Psicología, Leticia Del Valle Romero, nos cuenta que llegan a consulta de manera creciente demandas referidas al abuso sexual infantil (ASI). Este hecho puede comprenderse debido a diversos factores que han permitido que este tema sea cada vez más hablado y debatido, posibilitando quitarle el estigma de tabú.

¿Cómo saber si un niño ha sufrido abuso sexual? - Niña

Al instalarse en la sociedad como una problemática fundamental para abordar y prevenir, se han implementado diversas medidas protocolares y regulaciones legislativas que hacen que sea cada vez más fácil vehiculizar las denuncias.  

Desde el rol que tienen los y las psicólogas, al tratar con niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de abuso (o en los casos en los cuales hay sospechas), se debe priorizar un tratamiento integral, cuidadoso y con consciencia. Este abordaje va a contemplar la generación de un espacio propicio para habilitar la escucha y la expresión a través del juego, del dibujo y de determinados tests. Estas herramientas resultan fundamentales para detectar indicios de un posible caso de abuso. 

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¿Cómo sé si mi hijo o hija ha sufrido abuso sexual?

De acuerdo a la licenciada, existen ciertos indicadores generales que los adultos deben considerar ante casos de sospecha de abuso. Si bien estos indicios no son excluyentes y no se pueden reducir a un simple listado, conforman algunos posibles signos de alerta:

  • Cambios de humor, mostrarse tímido y reservado, o más callado de lo habitual.
  • Enuresis o encopresis repentina, cuando ya ha adquirido control de esfínter. 
  • A nivel físico: pudor ante la desnudez, no permitir ayuda de sus padres — si es pequeño — al bañarse, hiperexcitación o aparición de masturbación compulsiva. 
  • Interés exagerado en temas sexuales y por la relación amorosa y sexual de los padres. 
  • Precocidad exagerada en modalidades de seducción, coqueteo y búsqueda de contacto erótico. 
  • Cambios conductuales en su socialización: irritabilidad con sus pares, burlas o bien timidez y retraimiento, apartamiento en sus juegos, mostrarse solitario. 
  • A nivel intelectual: falta de interés en la realización de producciones, disminución de su rendimiento escolar.
  • Berrinches y falta de control de impulsos, mostrar en el juego choques, enfrentamientos o contacto permanente entre los diferentes objetos o materiales. 

Si algunos indicadores se manifiestan, será pertinente realizar una consulta con un profesional de salud mental especializado en estas temáticas. De esta manera, es posible despejar dudas y brindar soluciones en caso que el infante o adolescente haya vivenciado abuso. 

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Abordaje del abuso sexual infantil desde la psicología:

Juego

Según la licenciada Del Valle Romero, “cuando establecemos un vínculo de confianza basado en el respeto y proponemos un espacio de libre expresión,  observaremos atentamente cómo aparecen en el juego vivencias que experimentó el niño/a. A partir de ello, nos hacernos preguntas para construir hipótesis de cómo tales experiencias marcaron su vida y le provocan un sufrimiento. Aunque ese sufrimiento se encuentre asimilado o no, se manifiesta en su vida cotidiana, en sus vínculos sociales y a nivel escolar, así como también en otros espacios donde pueda aprender actividades”.  

Uno de los indicadores más notorios en el juego, es el de contacto. “Si bien sabemos que en su vida, en sus juegos, en la escuela, los niño/as se miran, se tocan y hasta se manipulan los genitales entre ellos, algunas veces estos juegos derivan de algo que les ha pasado”, cuenta la licenciada.

Es importante destacar que los niños juegan a lo que conocen, pero no siempre es un indicio de que han sufrido abuso sexual. Puede ocurrir que hayan observado accidentalmente alguna situación de intimidad entre adultos o, incluso, alguna película con escenas eróticas. Además, entre los 3 y 4 años, es habitual que los niños y niñas tengan manifestaciones sexuales. Sin embargo, como sostiene la experta, “cuando observamos que en el juego aparece el juego sexual como el contacto entre muñecos adultos acostados con los muñecos niños de manera desnuda; que colocan a un muñeco adulto y a uno pequeño en múltiples situaciones besándose o tocándose; o cuando vemos explícitamente juegos de contacto como frotamientos entre muñecos grandes y pequeños, entonces nos acercaremos a hipotetizar un posible abuso”. 

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Signos de vivencias

Los niños y niñas expresan en sus relatos signos de vivencias que deben ser escuchados con detenimiento. Es así como, a veces, relatan que se observan los genitales con sus pares o que tienen “secretitos” con algún adulto de su familia o un conocido cercano (como profesor, cuidador, etc.). Esto hace necesario indagar acerca del tipo de secretos, para detectar si implican una relación asimétrica de manipulación y vulnerabilidad, más aún cuando esa persona representa una imagen de confianza.

A través del relato, el juego o el dibujo, surgen escenas y argumentos de signos claros de abuso sexual infantil. Según la licenciada, el trabajo profesional debe respetar un cierto marco ético, ya que deben trabajar en pos de que tales experiencias sean elaboradas de manera que posibiliten una mejor calidad de vida de ese niño/a.

Dibujo

A partir del dibujo, es posible observar la manera en que los niños/as acentúan ciertas partes del cuerpo de la figura humana que pueden haber estado involucradas durante la experiencia de abuso. Por ejemplo, a partir de la remarcación de determinadas zonas (como las manos o la zona genital) o bien, al inhibirse y negarse a realizar el dibujo. Por supuesto, no son condiciones acabadas, sino factores a tener en cuenta para lograr una hipótesis acertada.

La intimidad con madres y padres 

De acuerdo a la licenciada, “al trabajar con madres y padres debemos recomendar que el colecho tal vez inhabilite espacios de intimidad necesarios entre la pareja parental. Cuando manifiestan que en la misma habitación colocan al niño/a en otra cama y comparten intimidad entre ellos, nada asegura que su hijo/a esté dormido, y ello genera excitación, lo cual también lleva a pensar en una exposición irresponsable de padres que sobreestimulan un psiquismo no preparado. La consecuencia de ello son manifestaciones sintomáticas, como masturbación, hiperactividad, enuresis e irritabilidad, que nos son esperables de acuerdo a su etapa de desarrollo”.

Procedimiento ante la justicia

¿Cómo saber si un niño ha sufrido abuso sexual? - Niña dibujando

El profesional de la salud mental debe brindar información que haga posible llevar a cabo una interconsulta. Se debe proceder a la recomendación de asesoramiento legal y de denuncia. 

En la actualidad, el Polo de la Mujer cuenta con un espacio interdisciplinario, donde se trabaja con el adulto denunciante y el/la niño/a. Además, se restringe por vía legal el contacto con el presunto abusador, para resguardar la integridad del menor. 

Fuentes y PDF para descargar

RUN – Registro Unico Nominal – Marco normativo, conceptual, metodológico y características del proceso de implementación de Unicef

Guía de abuso sexual contra niños niñas y adolescentes de Unicef.